Ignacio Ondargáin
NACIONALSOCIALISMO. Historia y Mitos
LA RAZA ARIA, EL ESPÍRITU HIPERBÓREO Y LA INMORTALIDAD
LA RAZA ARIA, EL ESPÍRITU
HIPERBÓREO Y LA INMORTALIDAD
La espiritualidad hiperbórea se
plasma sobre la raza aria biológica.
Esta espiritualidad hiperbórea
expresada por la raza aria se caracteriza por el dominio de uno mismo en la virtud, el autodominio, el sentido de honor y
justicia, la tendencia hacia la verticalidad y el orden, el respeto a la naturaleza y a los árboles ancestrales, así como
también el trabajo sobre la naturaleza para poder construir un hogar, una Patria limpia y saludable donde desarrollar la raza
con dignidad. El ario trabaja la Fuerza y fortalece el músculo para ser firme y digno y extender la salud física, la vida
saludable... También trabaja la mente y la inteligencia para obrar sobre la naturaleza y transformarla y así crea “paraísos”
sobre la tierra donde la ley de la muerte del mundo es vencida y subyugada.
Contrariamente a los cultos de
adoración que buscan el favor de los demonios como el vudú y otras deidades como Jehová, la espiritualidad hiperbórea no busca
ni ejerce violencia gratuita contra ningún ser sino tan sólo la necesaria para el desarrollo y la salvaguarda de su estirpe.
Como tal, la raza aria “humana”
desarrolla de forma natural una espiritualidad hiperbórea. El judío se infiltró en el mundo ario desdibujándolo y cubriéndolo
mediante la inmundicia judeocristiana: el Vaticano, la “Iglesia de Roma”, el “catolicismo”.
En sí misma, la raza aria es un
ser animal -y por lo tanto caído o encarnado en este mundo de muerte- que recoge en su naturaleza biológica el reflejo de
una luz espiritual que alumbra toda su estirpe de forma natural y que, desarrollado sobre la arquitectura de los edificios,
es el mismo espíritu que recoge para luego transmitir y manifestar la catedral gótica. El gótico se desarrolló en Europa cuando
los pueblos nórdicos fueron “integrados” o pervertidos por el judeocristianismo... pero en sus catedrales de líneas
estilizadas, limpias y nórdicas encontramos un conocimiento y toda una ciencia hiperbórea mágica. (Para quien esté interesado
sobre el espíritu del arte gótico recomiendo leer Alfred Rosenberg: “El Mito del Siglo XX”, Capítulo III.2
–Arquitectura griega y gótica)
Este elemento hiperbóreo manifestado
en la constitución anímico biológico humana de la raza aria es debido a la incidencia del Sol Negro espiritual. Es por ello
que sólo la raza aria puede comprender y vivir el mito hiperbóreo y nunca las otras razas que jamás podrán comprenderlo, pues
ellas no reflejan esa luz. Aún así, la raza aria ha de reconocerse en el espíritu hiperbóreo y reivindicarlo si no quiere
seguir los pasos de la muerte y la esclavitud en las que se hallan sometidas las “razas” del mundo de Mordor.
Si actualmente vemos desaparecer
la raza aria de sobre la faz de la tierra es porque la descomposición y los agónicos estertores de este mundo invertido impiden
que brille la luz del Sol Negro. Pero es precisamente en estos momentos cuando nosotros debemos sostener el mito y revivirlo,
mantener encendida la llama de la Libertad y del espíritu, para que los que son de los nuestros comprendan que seguimos aquí
y que no estamos solos ni equivocados.
Como una catedral gótica que permite
la incidencia y la cristalización del espíritu hiperbóreo, así el ario ha de purificarse y fortalecerse para poder transmitir
y llegar a vivir plenamente el mito y desarrollarlo. Sólo así podremos empezar a ser seres espirituales, cuando comprendamos
la importancia del mito, el mágico mundo de los héroes y el ideal Superior. Por otra parte, cada pecado, cada vicio, cada
debilidad y cada miseria humana queda marcada sobre el ser físico de forma indeleble... siendo el germen futuro de la putrefacción
racial.
Como tal, nosotros podemos entender
que somos, o aspiramos a ser, reflejo del espíritu hiperbóreo para rescatarlo de la miseria y de los atributos de un mundo
de muerte al que el verdadero ario, como reflejo del Sol Negro, es totalmente ajeno.
Y es esto lo que lleva a Wotan
a crucificarse en el Árbol del Espanto cuando, llevado por el espíritu Libre de los arios, somete a su naturaleza biológica
humana a la muerte mágica.
En ello descubre las runas, que
en sí mismas son el árbol de la vida, como el árbol es el cuerpo del hombre.
La runa hagal es la totalidad
del árbol: las raíces que se hunden profundas en la tierra y las ramas que ascienden hacia el cielo.
La esvástica es la runa del movimiento
desde el punto fijo y la centralidad (puede ser sinestrógira o dextrógira según el sentido de su movimiento).
Y así todas las runas representan
direcciones y estados transmitidos a través del conocimiento de las leyes de la naturaleza, de los árboles y del hombre.
En este proceso, el mago guerrero
ha de subyugar a su propio ser animal, cuya Fuerza se manifiesta principalmente por el poder del sexo y la energía sexual.
En un principio esta Fuerza se halla desbocada y tiende hacia el caos caprichoso, pero el trabajo sobre uno mismo ha de conseguir
dominarla. Si sabes cómo retener esta Fuerza impidiendo que su poder se pierda gratuitamente en el sexo animal, conseguirás
desarrollar una Voluntad de acero e inquebrantable. Pero para ello, para poder operar así has de haber madurado como iniciado,
has de haber aprendido a templar el nervio y a dominar a tu propia naturaleza animal hasta alcanzar un alto grado de autodominio.
De otra forma no tendrías ninguna posibilidad de dominar al tigre (o al dragón).
Finalmente, en el secreto, la
valkiria espiritual entrega al héroe el fruto de la inmortalidad, liberándolo de los atributos del alma y del mundo de muerte
de la materia y accediendo al estado divino del Walhala.